Experiencias

Ulysses: de los retrasos al éxito

Ulysses: de los retrasos al éxito

La misión Ulysses fue el primer proyecto importante de equipos en vuelo para SENER. En esta misión conjunta entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, SENER se encargó del sistema de mecanismos de la sonda, que incluía antenas de hilo para evaluar el viento solar y reducir su velocidad de rotación y el mástil que incorporaba los instrumentos. Debido a la explosión del trasbordador espacial o shuttle del Challenger, el 26 de enero de 1986, la misión Ulysses estuvo marcada por los constantes retrasos después de la tragedia que se llevó la vida de los siete miembros de la tripulación y otros aspectos añadidos de la misión. Mantuvieron los lanzamientos espaciales “congelados” y el Ulysses estuvo durante años desmontado y guardado, esperando su momento.

Carlos Pascual, director de proyectos de SENER, estuvo presente en la misión casi desde el inicio y recuerda los momentos clave hasta su lanzamiento en el año 1990.

 “El Ulysses se lanzó en 1990, con un retraso enorme porque fue el primer vuelo del shuttle después del accidente en el que exploto el Challenger”, explica Carlos. “Durante años, estuvo guardado pero cada tres meses debíamos ir para operar los mástiles y comprobar que funcionaban. Aun así, al final hubo que retocar varias cosas”.

Una misión complicada que se alargaba y a la que había que añadir el mantenimiento de los mecanismos para poder garantizar su correcto funcionamiento una vez se relanzara la misión. “Ni se sabía cuándo ni cómo lanzarían la misión. Yo comencé a trabajar intensamente en el proyecto cuando hubo que rehacerlo y prepararlo para volar.  No fue fácil, ya que muchas de las personas que participaron inicialmente en el trajo,  ya no formaban parte de él. Recuerdo las prisas por finalizar el proyecto, después de que estuviese años guardado. Había que buscar componentesy ya ni se sabía dónde estaban”, cuenta Pascual.

Para los trabajos que desarrolló SENER, tomaron parte conjuntamente unos 10 compañeros entre las oficinas de Bilbao y Madrid. Carlos Pascual fue uno de los privilegiados que pudo desplazarse a las instalaciones de la NASA en Cabo Cañaveral (EE. UU.) para ver el lanzamiento del Ulysses.  “Fue impresionante estar en Cabo Cañaveral, mirando de tú a tú al transbordador. Era la primera vez que estaba en unas instalaciones de lanzamiento y las de la NASA eran gigantescas”, describe Carlos.

No esconde la inquietud del ambiente por ver cómo funcionaría el shuttle, “durante el lanzamiento, estaban los familiares de los astronautas embarcados, que aún estaban sensibles por el accidente del Challenger. Al final, el lanzamiento transcurrió sin problemas y salió todo bien, pero fue chocante ver la angustia en los allí presentes”.

Inicialmente diseñado para tener una vida útil de cinco años, Ulysses estuvo 18 años y 246 días en funcionamiento estudiando los polos del sol con un detalle sin precedentes y con la aportación de datos únicos.

 “Si se hubiese lanzado en su momento, sin los retrasos, la misión podría haber durado diez años más. La vida de la misión estaba marcada por la energía ya que, al estar tan lejos del sol, no podía utilizar paneles solares, por eso el satélite llevaba una pila atómica de plutonio y, como todas las pilas, al final se van gastando”, concluye Pascual. El 30 de junio de 2009 la sonda Ulysses se apagó, no sin antes marcar un hito en la historia del sector espacial y un éxito en la de SENER en Espacio.

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